febrero 22, 2010

El adolescente, ese desconocido

La adolescencia se caracteriza por su dificultad en encontrar el límite entre lo normal y lo patológico.  Aún más, es un período conmocionante en el cual sería excesivo espear un equilibrio psíquico y emocional.  Entonces, se puede decir que la adolescencia es proceso y desarrollo, no estabilidad.  Todo esto desde ya enmarcado en el mundo que rodea a cada adolescente.

Atravesar esta etapa de desequilibrios e inestabilidades será lo que conduzca a establecer su identidad, objetivo fundamental en esta etapa de la vida.

Así será que el adolescente debe enfrentar el mundo adulto e ir desprediéndose de su mundo infantil, donde hasta ahora llevaba una cómoda vida de dependencia.
Ya Aberastury hablaba de los 3 duelos del adolescente:

a) duelo por el cuerpo infantil perdido
b) duelo por el rol e identidad infantil
c) duelo por los padres de la infancia

En este último punto se suma el hecho de que los padres deben aceptar su envejecimiento y el que sus hijos dejan de ser niños y van camino a ser adultos.

Al mundo adulto le cuesta aceptar las fluctuaciones del adolescente ya que en algún punto re-editan ansiedades básicas propias que estaban bajo cierto control.  Un ejemplo de esto es la angustia que suelen manifestar los padres ante los primeros atisbos de conducta genital de sus hijos.

En virtud de esta crisis que le toca atravesar, está expuesto a los impactos de la realidad que pueden resultarles altamente frustrantes.

La necesidad de elaborar los duelos antes mencionados llevan a que recurran a manejos psicopáticos transitorios.  Acá la conceptualización lógica desaparece para dar paso a la acción.  Son acción y no pensamiento.

Esta etapa es especialmente sensible para asimilar impactos proyectivos de todo su entorno.  Los conflictos ajenos y los aspectos mas enfermos del medio los golpean (y se les "pegan") fuertemente.

La sociedad actual, proyecta sus propias fallas en los desarreglos de la juventud a la que responsabiliza por la delincuencia, las adicciones, la prostitución, etc., sin reconocer que no son mas que el resultado de sus propias acciones.

La severidad y/o violencia con que a veces se reprime a los jóvenes solo agrava los conflictos provocando personalidades enfermas que en su conjunto conforman grupos sociales anormales que en última instancia serán una autodestrucción de la sociedad a la que pertenecen.

Encontramos el mundo adulto que coarta y reprime por un lado, y por el otro al adolescente en conflicto y lucha.  Si logra no marginarse y se "acomoda" en este medio que trata de negar la satisfacción, logrará una adultez positiva y creadora.

Los padres de hijos ya adolescentes quizás sepan que significa todo esto.  Los padres de futuros adolescentes, no desesperar, esta etapa conflictiva es llevada por cada uno dentro de los parámetros de su propia personalidad, y estará en nosotros como padres manejarla para que ellos puedan dar lo mejor de sí.

Lic. Sandra Leal


1 comentario:

liliana dijo...

Sos una genia Sandra