marzo 02, 2010

De lo indigno a la dignidad

Prólogo

Fuerte y esclarecedor es este caso clínico que muestra en profundidad el horror que encierra la violación reiterada de una menor, y todo lo que un psicólogo puede hacer cuando "pone el cuerpo" y deja fluir la palabra para devolverle a la paciente parte de lo que le quitaron: la dignidad.

Cuando Eme llegó por primera vez al consultorio del servicio de Salud Mental del hospital, venía derivada por un Tribunal de menores para recibir asistencia psicológica; tenía catorce años cumplidos hacia poco y un hijo de once meses, producto de una violación.  Había sido abusada desde los dos o tres años de edad por su padre quien desde los diez años la penetraba genital y analmente.  También había abusado de ella el abuelo paterno.  Tenía un chupetín bolita en su boca y al sentarse se desmoronó en la silla, había sido arrasada por el goce del Otro, estaba desparramada, sin relación al falo, caída, sin deseo propio.  Esto también aparecía en su decir: "Si quiero ayuda? Si, bah, me da lo mismo".

Eme creía hasta ese momento que su hijo era del padre y fue lo que comunicó a su abuela materna, cuando esta le preguntó de quien era el niño.  La abuela hizo la denuncia e intervino la Justicia, empezando a funcionar en su vida por primera vez la ley.  La falta de ley y el abuso no fueron solo sexuales. He aquí algunos ejemplos:
"... mi mamá me contó que mi papá se drogaba".
"... ella a los 17 años conoció a mi papá y a la semana se quedó embarazada y después quiso abortarme, pero mi abuela no la dejó..."
"...Yo le contaba a mi mamá lo que me hacía él desde chiquita, ella nunca me creyó..."
"... Lo que me pasó a mi fue por culpa de ella también, yo le decía que el me tocaba y ella no hacía ni decía nada.  Después de los 10 años,  él me empezó a hacer relaciones, se lo conté a mi otra abuela (la paterna, separada del abuelo) y ella se lo dijo a mi mamá, y no hizo nada..." (Al poco tiempo la abuela murió de sida).
"... Mi papá abusaba de mi de noche y por la tarde cuando mi mamá se iba al merendero... ella nunca me cuidó..."
"... cuando yo quedé embarazada, ella quiso que yo lo abortara, y yo no quise, me decía: ponete una faja, para que me escondiera..."
"... nunca me hizo revisar, una sola vez me llevó al ginecólogo, una semana antes que naciera me hizo una ecografía... dijo que era de un chico..."
"... a veces pienso que se quiere adueñar de Jota (el hijo), juega con él y me dice no lo toques, y que yo lo jodo y lo pongo loco, le dice vení con mamá, anda con Eme; se quiere hacer la mamá del nene...".

En otra entrevista dice: "Me cagaron a palos mi mamá y mi abuela, mi mamá a piñas y mi abuela a patadas en la espalda, todo porque tengo novio...  Mi mamá me pegaba siempre en la panza cuando estaba embarazada..."

A los tres meses de tratamiento y tangencialmente, cuenta por primera vez que el abuelo paterno también abusaba de ella y que en compensación le daba monedas y cuando se enteró del embarazo la insultaba y le tiraba piedaras.

Cuanta Eme que el padre la golpeaba y amenazaba de muerte si contaba del abuso.  También cuenta que la tuvieron mucho tiempo encerrada en la casa sin poder salir mas que para el colegio: primero durante el embarazo y después por las amenazas del padre y del abuelo a partir de la denuncia y mas tarde no la dejaban salir con el novio: "dicen que soy muy chica para estar de novia".

Había un abuelo, un padre y una madre que no funcionaban como tales ya que no renunciaban a un goce prohibido, y una abuela materna que era una figura fuerte pero ambigua y contradictoria y hermanos que la mayor parte de  las veces fncionaban como enemigos.

La violencia y la agresión primaban, la ley y el orden, brillaban por su ausencia.

La dirección de la cura apuntó a armar un padre de la ley; trabajé para rescatar la función paterna más allá de ese padre, y para que haya una normativa, transformándome en esta cura, en una "experta en normas".  Conté mucho con la asistente social del Juzgado de Menores, alenté a la abuela que concurría asiduamente al Juzgado para "apurar" el proceso judicial.  Cité a la madre, a la abuela y a los hermanos con frecuencia, ya que hubo un largo tiempo en que Eme solo era acusada por la madre y la abuela, o vigilada por los hermanos o amenazada por el padre y el abuelo.  De tratarla dignamente y con respeto, se anoticiaban en las entrevistas del hospital.

Intervine poniendo orden: separando, reubicando lugares y roles.  No fue tarea fácil (¿qué cura lo es?).  Lo que se armaba por un lado, se desarmaba por el otro (ejemplo: después de una entrevista con la mamá, Eme dijo: "ahora con mi mamá, que está mas tranquila, somo como amigas, le cuento todo).  Y había que volver a empezar.

La elaboración de las vivencias traumáticas de Eme, también se iban sucediendo: a partir de haber cumplido 15 años, comenzó a tener pesadillas con su padre: que la tocaba como la primera vez que la tocó, que venía a matarla y la violaba.

Y en vigilia, cada encuentro con el padre derivaba en una pelea con intervención policial, o en un "ataque de nervios" de Eme.  La Fiscalía citó para realizar el ADN a Eme y la padre el mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar, y resultó en una pelea entre el tío materno y el padre.

A medida que el tratamiento transcurría, comenzaron a surgir la dignidad y la lucidez de Eme, las que sorprenden como una joya en un basural:

"Mi abuela me quiere mandar pero yo o me dejo pisar por nadie, mi mamá se dejó pisar por mi abuela y así está".
"Tengo 14 años, quiero salir, tengo amigos, no quiero pisar el mismo palito que pisó mi mamá (se refería a quedar embarazada a la semana de salir por primera vez con alguien).
"Yo estoy mas preparada para ser madre y mi mamá no es una madre, yo soy mas madre que ella".

Cuando la llaman del Tribunal para la pericia ginecológica dice: "Me da miedo pero igual quiero seguir adelante con eso".

"Mi mamá dice: ahora viene lo peor (por el ADN y el juicio); yo digo: lo peor ya pasó, ahora viene lo bueno, él va a caer preso y ya"

"A ella (la mamá) no la castigaron cuado se enteraron (el Tribunal) de lo que pasó, ella no me respetó... yo me callo por mis hermanos, si ella va presa, que va a ser de mis hermanos?

"Con el nene: lo tiene ella (la mamá) y repsonde ella por mi, yo soy la madre, quiero tomar las decisiones yo"

"El ginecólogo me dió pastillas y dice que no use preservativos, pero del sida también hay que cuidarse.  Yo saco fotocopias de los folletos que encuentro sobre el sida.

"Yo no la respeto como madre porque ella no me respetó como hija, con todo lo que pasó, no actuó como madre".

Cuando estuvo el resultado del ADN surgió que el abuelo era el padre del niño.  Eme dijo: "Me puse mal porque mi papá me arruinó la vida, 14 años de mi vida... me quitó toda mi infancia de nena normal... yo quiero que estén los dos mucho tiempo presos.

Eme dice: "ella se abusa de mi, que le compre ropa y útiles a mis hermanos con plata de mi trabajo, ella es la mamá de ellos, no yo.  A veces parece mi hermana, hace quilombos, yo me hago a un lado, no me pongo a la altura de ella, parece una nena de 10 años"

Hubo un tiempo de escansión ya que Eme no tenía mas ganas de seguir en tratamiento y o consideré oportuno hacer un corte.

Al tiempo vuelve y dice: "Buenas noticias! Tengo novio, en el colegio re-bien y tengo muchas amistades"

Quiere una pieza propia para ella y el nene, ahora que se va el tío de la casa.  Dice: "tener mi pieza con mi hijo es como el principio de lo que yo quiero: tener mi intimidad, estar con mi hijo sola, tener la ropa toda ordenada, los juguetes, estar bien con mi hijo y estar bien yo; es muy incómodo estar con alguien así (la mamá) que me haga la contra siempre".

Al tiempo refiere estar embarazada y quiere irse a vivir con el novio.

A partir del resultado del ADN, se detuvo al abuelo.  El padre siguió libre hasta el juicio oral, en que fue condenado a 16 años de prisión por "Abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo".

En dos oportunidades fui convocada a declarar como testigo, una vez a la Fiscalía y otra en el juicio oral y público.  Fui testigo de un decir donde una verdad se desplegó.

La ley operó eficazmente como un padre y fue así que en dos años de tratamiento y cuatro años y medio de juicio, Eme recuperó su dignidad de sujeto deseante.  Hoy tiene 18 años, formó una familia que era su gran anhelo y el día de la sentencia me dijo: "Estoy muy contenta!, hoy se cierra un capítulo y empieza otro".

Lic. Ana Inés López Camelo
Trabajo presentado en las XVI Jornadas Psicoanalíticas de Presentaciones Clínicas (Colegio de Psicólogos de San Isidro) - 27 de setiembre de 2008



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