abril 10, 2012


El inconciente no significa nada… hasta que se lo descubre… ¿o se lo inventa?


Lic. Sandra M. Leal


“… nada comunica menos de sí que un sujeto tal
 qué a fin de cuentas, no esconde nada.”
J. Lacan – Clase sobre lituraterra


Descifrar los enigmas del deseo, pedido último que todo paciente trae (aunque no lo sepa), no es sin trabajar con el inconciente.  Ese inconciente esquivo, confuso, intrigante y siempre presente en todo análisis.

Inconciente estructurado como un lenguaje, conjunto de elementos discontinuos, lógica de incompletud… Cuántas maneras para referirse a lo mismo que no hacen más que  subrayar eso magistralmente anticipado por Freud, la noción de Sujeto alejado de un Yo de la síntesis.

¿Descubrimiento?... antes de Freud nadie habló de él.
¿Invención?... antes de Freud nadie trabajó con él.

Entonces, quizás descubrimiento e invención al mismo tiempo, ya que si no se lo busca, no se lo descubre y por consiguiente no se lo trabaja.

Es a partir de Freud que los analistas descubren y/o inventan a diario el inconciente… de sus pacientes, claro está.  Pero llegó Lacan…

Y Lacan no es sin Freud, pero la lectura del primero reordena la obra del segundo, así que puede ser esclarecedor ir tomando conceptos de ambos.

De una manera o de otra, lo cierto es que el inconciente opera.  Y tanto es así que a veces llegan pacientes en los cuales el inconciente parece ser el dueño de su destino de ser hablante.

Y es este ser hablante, el que en su encuentro con el analista quedará expuesto a la idea y al manejo que éste haga del inconciente. 

No es lo mismo pensar al inconciente como Unbewusste que como L’une-bévue, según los dichos de Freud y Lacan respectivamente. 

Para Lacan “el inconciente es una hiancia, una hendija real cernida por la letra, cuya función esencial es hacer del sujeto un potencial ‘borrador’ de huellas que ha dejado impreso el paso del Otro”. 

Y según él para Freud “es la presencia, en el nudo del funcionamiento del sistema psíquico, de la ausencia de la cosa”.  

“Esa falta, esa ‘extimia ausente’, ese carozo real, es la raíz que hace que a su alrededor se teja el enjambre de representaciones del Sujeto.  Ese nódulo es aquel alrededor del cual se escribe la instancia de la letra en el inconciente.  Letra hacia cuyas fronteras el conjunto del tejido de recuerdos puede girar para decir algo, algo nuevo, algo diferente de lo calculable y previsible por el Otro auxiliante.” (1)

Unbewusste privilegia el inconciente como saber que no se sabe.

L’une bévue acentúa el saber en la falla, donde surge el goce.
El inconciente freudiano refiere a aquello que le ha venido al sujeto por vía de las palabras, por las distintas identificaciones, aquello que ha sido reprimido y retorna sorprendiendo en el fallido, en los sueños, etc.  El inconciente queda equiparado al saber.

Lacan inventa un real nodal, en relación a un inconciente no sabido, un inconciente con estructura de pulsación que más que repetición de lo mismo, es producción de lo nuevo.

Y es en el consultorio, en el ejercicio de la clínica del análisis donde se lo descubre y donde también se lo inventa sesión a sesión, bajo la mirada teórica que cada analista haya tomado.  Porque es la clínica la que va develando enigmas cuando decidimos interrogarlos.  Los discursos son una verdad a medias; la verdad de la verdad no existe, hable quien hable porque hay un decir donde no todo se sabe.

En este sentido, Freud decía que “hay un saber inconciente”.  La tarea del analista sería escuchar qué se dice cuando el decir no iguala a lo dicho.

El saber inconciente ofrece en la letra un acercamiento entre saber y goce.  Y es esta letra la representante del inconciente que acerca a nuestra práctica el síntoma.  La letra debe tomar la palabra para que cada sujeto escuche de qué manera tan “extraña” a él se presenta su goce.

“… pero lo escrito que se fabrica con el lenguaje, tal vez pueda ser material idóneo para que se transformen allí nuestras palabras”  (2)

Tomando esta idea de Lacan, y quizás “abusando” de lo que quiso transmitir puede ser interesante recurrir al diccionario para seguir “develando” la pregunta sobre descubrimiento o invención.

Descubrir: Manifestar, destapar, hallar algo escondido o ignorado.  Alcanzar a ver.  Llegar al conocimiento de algo.  Quitarse de la cabeza el sombrero. (3)

Inventar: Hallar cosas nuevas o no conocidas.  Crear su obra el artista.  Fingir.  (3)

“Hallar algo escondido o ignorado”, se parece bastante a “hallar cosas nuevas o no conocidas” y también a “lo enigmático que resulta el inconciente”.

Y “abusando” aún más de la definición lacaniana, al tomar la última frase de cada uno de los conceptos tenemos que: descubrir es “quitarse de la cabeza el sombrero” e inventar es “fingir”.  Qué mejor metáfora para hablar del inconciente que esta de “fingidor”, aquel que no dice la verdad, el que miente, el que muestra lo que no es.  Pero bastará con ir develando velo a velo sus engaños para encontrar su verdad.  Habrá que “quitarse de la cabeza…” viejos goces para adueñarse de la letra que el inconciente atesora.

Una producción literaria, un libro, puede tomarse como un recorte, una mirada, que si bien puede dejar cosas afuera, aquellas que incorpora transmiten algo de sus personajes, marcas que el autor les hace arrastrar y que nosotros con total impunidad podemos usar para inmiscuirnos en sus “vidas” y recrearlas a nuestra manera, o sea, analizándolas.

Y no se trata de elaborar verdades esclarecedoras, sino de recrear la fantasía impresa para que se convierta casi en un caso clínico al cual sacar provecho.  Y entre descubrimientos e invenciones poder extraer algún atisbo de claridad clínica, siendo nosotros también parte del texto y del contexto subjetivo que allí se despliega.

En este sentido, vuelve la Clase sobre lituraterra: “… la crítica literaria efectivamente se renovaría por el hecho de que el psicoanálisis esté allí para que los textos se midan con él, justamente porque el enigma queda de su lado, sin que intervenga”.

Así como un libro puede conducir a esto, también lo puede hacer una película.  “Cuando se apagan las luces y comienzan a proyectar el film elegido, quedamos a merced de nuestro inconciente tanto como cuando llegamos al consultorio de un analista, sólo que en el cine, estamos también a merced de la obra.  Si bien un film no es un fantasma inconciente, tiene la virtud de despertarlo y de reflexionarlo: o sea, que le vuelva al espectador en forma invertida movilizando sus identificaciones y desarrollando afectos en la conciencia.  En esto supongo se sostiene la pregnancia que el cine tiene en la subjetividad moderna.” (4)

En La elegancia del erizo de Muriel Barbery, aparecen 2 ó 3 personajes principales y un grupo de secundarios, todos ellos con ricos matices, dignos de ser tomados cada uno de ellos como objeto de nuestro análisis en ese recorte mencionado.

Entre los principales está Renée, que ocupada y preocupada por esconderse, no hace más que mostrarse todo el tiempo… para quien quiera verla. 

“…nada comunica menos de sí que un sujeto tal que a fin de cuentas, no esconde nada.”(2)

En este caso será el japonés, quizás por una especial sensibilidad, el que pudo vislumbrar lo escondido para dar pie a que fuera saliendo.  Saliendo en su doble vertiente, lo que se pretendía esconder y también a Renée, quizás incluso a su pesar.

¿Cómo el japonés comenzó a develar lo oculto?  Casi inventando, casi descubriendo, hasta aflojar resistencias añejas, tanto goce… tanto discurso… tanto inconciente.   Ese goce que opera como necesidad de discurso y que se manifiesta en la repetición.  Ese inconciente que ante todo es discurso.

La salida al mundo de Renée es a puro semblante, tomando al erizo como “escudo”. (5)

Pero Renée no atravesó con esto la experiencia analítica y aunque así hubiera sido, la identificación con el objeto de su fantasma hace que siga ofreciéndose como objeto de goce del Otro.  Algo en la estructura persistirá como goce ilimitado, esas marcas que son de lo real y que hacen a la constitución de cada sujeto. 

Si gran parte del trabajo en psicoanálisis es rastrear una verdad tras una metáfora, el erizo es esa metáfora (en este caso tomada por la autora).

“En este sentido, ‘construir un caso’ elude la discusión sobre la verdad, la mentira y la falsedad y se focaliza en aquello que siendo metáfora de lo particular enlaza lo universal con lo singular, lo necesario con lo contingente, lo cierto con lo incierto, lo crédulo con lo incrédulo”.(4)

En el Seminario De un otro al otro, Lacan dice: (6)

“… no hay teoría del inconciente como tal, hay teoría de la práctica analítica.”

Y agrega:

“… uno aprende sobre el Otro que lo habita por poco que se tenga una experiencia del inconciente.”

Es la experiencia del inconciente lo que marca el campo de nuestra práctica.

Después de todo este recorrido, y de haber “jugado” con los términos que dieron nombre al seminario (descubrimiento – invención), puedo volver al título del presente trabajo y preguntarme:

¿Se lo descubre, o se lo inventa?

Para mi “gusto”: se lo descubre y se lo inventa.  Por momentos será una, por momentos será otra.   En la práctica analítica se delineará  esa experiencia del inconciente que cada paciente transita.

Y ¿qué puede significar el inconciente si corre por fuera de una práctica analítica? 

Y me respondo: nada.  El inconciente no significa… nada.











Bibliografía

• Lacan, Jacques – Seminario 18 De un discurso que no fuera del semblante- Cap. VII Clase sobre lituraterra  (2)
• Rabinovich, Norberto – El inconsciente lacaniano – Letra Viva
• Jabif, Elena – Experiencia del inconciente (coloquio de verano EFBA 2008)  (6)
• Rodríguez Ponte, Ricardo – El inconsciente en Freud y en Lacan: respuestas a un cuestionario – EFBA
• Domb, Benjamín – Avances lacanianos del inconsciente freudiano (artículo EFBA)
• Mirta Goldstein – El caso cinematográfico y lo ficcional en psicoanálisis – El Sigma.com – 2012  (4)                  
• Amigo, Silvia – El inconciente en Freud y Lacan y las paradojas del “inconciente” en las neurociencias – Cuadernos Sigmund Freud nº 26  (1)
• Vegh, Isidoro – Los límites del saber (artículo)
• Maciel, Victoria – Renée deja caer al erizo – Trabajo presentado en las XIX Jornadas Psicoanalíticas de Presentaciones Clínicas – Colegio de Psicólogos de San Isidro – 2011  (5)
• Barbery, Muriel – La elegancia del erizo
• Diccionario Enciclopédico de la Academia Argentina de Letras  (3)                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    

No hay comentarios: