abril 15, 2010

Problemas en la escuela

"Su hija tiene déficit de atención ¿por qué no consulta con un neurólogo?" plantea la escuela, ante algunas dificultades de la niña en el desempeño escolar.

"Esta nena es hiperactiva, vaya a un neuropediatra para que la medique" dice la fonoaudióloga, la segunda vez que la ve.
Así como en la escuela y en determinados ámbitos profesionales, también , en los medios de comunicación gráficos y audiovisuales nos hemos acostumbrado a que se hable y se escriba sobre estos temas.

Detrás de estas palabras que, como decía Maud Mannoni, psicoanalista francesa, "están vivas, tienen peso", subyacen al menos los siguientes supuestos: primero que se trata de problemas de origen biológico, algo funciona mal en el cerebro, sede del sistema nervioso central; segundo que se trata de cuestiones individuales, es el niño el que porta la dificultad.
El tema no es tan sencillo como se lo presenta sino que involucra, tanto en sus causas como en sus posibles soluciones, una mayor complejidad.

Ahora bien, cuando un niño presenta problemas de aprendizaje, de conducta, de atención o combinación de algunos de los citados, desde el vamos entran a jugar tres variables: los padres, la escuela y el niño.
En general, una de las primeras cuestiones en aparecer es la falta de implicación de los actores en cuestión, por lo tanto el niño viene con una marca que lo diferencia, con una carencia, con un déficit por lo que no puede hacer ni ser, marca que lleva probablemente desde hace mucho tiempo.  El primer movimiento tranquilizador (para el depositario del problema) consiste en realizar una redistribución cuantitativa del mismo.

Para entender que le pasa a un niño hay que conocerlo y también a su contexto familiar, escolar y social para así poder analizar las tres variables de manera interrelacionada.
Con respecto al niño, es necesario saber como se desarrolla su aprendizaje escolar y extra escolar, sus preferencias, gustos, inclinaciones, disgustos y fracasos, la historia escolar, las características de la institución escolar, la historia evolutiva médica, si la hubiere, anteriores y actuales diagnósticos y tratamientos, los puntos cruciales de la historia familiar.

Cuales son las cuestiones que le hacen dificultad en el ámbito escolar, indagar sobre su actividad social, sus preferencias por las actividades escolares u otras o su disgusto por la institución escolar, cómo son su familia y amigos.
Con respecto a la escuela, es importante conocer su metodología, mirar los cuadernos, el tipo de corrección, las actividades escritas y las verbalizaciones con que el niño cuenta esas actividades, la presentación y lo que se ve del niño en dicha presentación, como utiliza el espacio, si es confuso u ordenado, sus preferencias, cómo dibuja y quén hace los dibujos, el tipo de escritura, sus dificultades y estrategias de resolución, su nivel de simbolización, sus modalidades de apropiación del conocimiento.

Se puede entrar en contacto, de esta manera, con las características de la institución escolar y ver si se trata de una institución con una tendencia homogeneizante, sin lugar para las diferencias, cuya enseñanza se basa prioritariamente en la repetición y en la acumulación de contenidos o si, por el contrario, en ella se acepta al niño en su singularidad, brindando una enseñanza personalizada que tenga en cuenta las ideas previas en la construcción de los conocimientos, las diferentes modalidades de acceder a los mismos y las múltiples inteligencias puestas en juego en este proceso, así como también, la variedad de gradaciones institucionales que entre los extermos del abanico se despliegan.
Los papás pueden implicarse e interrogarse o presentar un rechazo fuerte a la interrogación.  Podemos encontrarnos con mamás intrusivas, que hacen las actividades por el niño, o "que ya han bajado los brazos" porque "no saben que mas hacer" o preocupadas.  A veces el niño es presentado como el que no puede, escribe mal, no sabe dividir, está lleno de faltas de ortografía, es desprolijo, no entiende, no estudia, etc.  En todos los casos con una gran dosis de ansiedad, apurados por los tiempos institucionales.

Con respecto a los padres, se puede pensar cuál es su actitud en lo concerniente a la aceptación de su hijo tal como es, lo que implica ver un sujeto diferente, o si por el contrario, persisten en sostener el ideal de hijo que hubieran querido tener, hecho a su imagen y semejanza o que hubiese compensado por lo que ellos no pudieron ser o hacer, en definitiva, un niño no visto, no reconocido en su singularidad.  Papás que han podido o no realizar el duelo por el hijo no nacido, en el caso que haya una discapacidad, duelo que se repite múltiples veces en el proceso de separación de la díada padres-hijos, actulizándose fudamentalmente en la adolescencia.
Cuando miramos al niño observaremos si puede aprender, con su modalidad, con sus tiempos, rescataremos sus aprendizajes de la vida, lo que aprende en la calle dado que muchos niños provenientes de un medio social pobre y de una familia poco escolarizada tienen dificultades con el aprendizaje de la lengua y de contenidos escolares, mas poseen ricas experiencias aprendidas de su entorno.

Con los límites puestos por la biología, para el niño con discapacidad, no puede establecerse de antemano el techo para su aprendizaje.  El andamiaje brindado por los docentes, los pares, la familia contribuirá a que el despliegue intersubjetivo llegue a ser intrasubjetivo.  Que este andamiaje se materialize en situaciones concretas dependerá de las políticas educativas del estado y de la ideología pedagógica individual y grupal que siempre trasunta en actitudes hacia el niño, ideología que también en parte está determinada por las condiciones materiales en que se desenvuelve el acto educativo.
Podemos así mismo preguntarnos: Un niñito que no aprende, ¿qué será lo que no quiere saber?  ¿De qué no querrá enterarse?

Desde el punto de vista del niño se entrecruzan múltiples causas que determinan los problemas de aprendizaje.  Entre ellas enunciaremos, el particular proceso de construcción subjetiva y la modalidad de conocer, la relación que establece con la maestra que se desarrolla dentro de una institución y por lo tanto está en íntima relación con la ideología, la metodología y la estructura institucional.

En lo referente a la familia y la sociedad, habrá que tener en cuenta la valoración que la familia haga del apendizaje que a veces coincide y a veces disiente con lo que intenta transmitir la escuela y las identificaciones que el niño vaya estableciendo, así como también las vivencias personales que acompañan este proceso.
Siempre fue menester considerar y en este momento histórico aún más, la cuestión crucial de las necesidades básicas insatisfechas.  

Se irá de este modo redistribuyendo el problema de manera tal de ubicar en cada variable la implicación que le cabe en el mismo.

Suele suceder que un niño sea derivado de una institución a otra o para una consulta profesional porque los grupos áulicos son numerosos y la estructura y la ideología institucional no pueden tolerar alumnos, que suelen ser creativos e inteligentes, a los que simplemente hay que tratar de ayuda a que realicen el apendizaje pertinente para adecuarse a pautas y trabajar en grupo.  Como consecuencia de esta actitud derivacionista, que ubica lo diferente como molesto, problemático, en busca de diagnóstico que confirma enfermedad, el niño suele pregunarse: ¿qué hice de malo?  Los padres que se angustian y buscan auxilio y diagnóstico, apresurados por los tiempos institucionales de exámenes y promociones, suelen expresar: "Yo sabía que mi hijo era normal, no sabe lo que me tranquilizan sus palabras".

Suele suceder también, que los padres no acepten la problemática de su hijo, oculten diagnósticos, información y obstaculicen el contacto con otros profesionales, no den continuidad a los tratamientos, los coloquen en escuelas cuyo nivel excede su posibilidades, acentuando así la sensación de fracaso y los circuitos expulsivos.

El trabajo en conjunto de padres, escuela y profesionales que acompañan al niño en momentos más o menos prolongados de su vida personal y escolar, donde cada actor se implique con las responsabilidades que le cabe y se haga cargo podría ser el modo deseable para que el niño no sea el emergente de una problemática institucional o familiar.

La justicia en cualquiera de los órdenes de la vida, alivia y es el pirmer paso a dar para poder desandar la historia familiar y escolar y construir de este modo un camino de reparación subjetiva posible

Lic. Liliana Dulbecco

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